Ayuda exterior Estados Unidos: donaciones superan expectativas
Cuando el gobierno de Donald Trump suspendió abruptamente la ayuda exterior estadounidense, comenzó una carrera contrarreloj para evitar que cientos de programas esenciales quedaran paralizados.
Ante el vacío financiero, fundaciones y donantes privados lograron reunir más de 125 millones de dólares en apenas ocho meses, una cifra que, aunque insuficiente para cubrir todos los recortes, superó ampliamente las expectativas iniciales, según reportó la agencia AP.
En febrero, diversas organizaciones lanzaron campañas de emergencia para salvar proyectos en salud, educación, nutrición y desarrollo agrícola en decenas de países. Sin embargo, los donantes se enfrentaron a un dilema: entre miles de programas cancelados, ¿cuáles merecían prioridad?
“Pudimos conectar con donantes muy estratégicos que entendieron que la solución adecuada para ellos también era la que beneficiaba directamente al terreno”, explicó Sasha Gallant, quien encabezó un equipo en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) encargado de identificar programas de alto impacto y bajo costo.
- Aun después de ser despedidos o fuera de horario laboral, Gallant y varios colegas de la oficina del economista jefe de USAID elaboraron una lista de 80 programas prioritarios.
Su iniciativa, llamada Proyecto de Optimización de Recursos (PRO), logró que todos fueran financiados por filántropos privados. En total, movilizaron más de 110 millones de dólares en subvenciones, mientras otros fondos de emergencia aportaron al menos 15 millones adicionales.
¿Qué medidas se han tomado?
Estos esfuerzos reflejan solo una parte de la movilización de recursos privados tras el retiro sin precedentes de la ayuda exterior estadounidense, que ascendió a 64,000 millones de dólares en 2023, el último año con cifras completas.
Expertos estiman que el monto total donado por fundaciones y particulares podría ser mucho mayor, aunque los datos finales se conocerán más adelante.
Para la administración Trump, el cierre de USAID representó un triunfo político. En julio, el secretario de Estado Marco Rubio declaró que la agencia había tenido “poco que mostrar” desde el fin de la Guerra Fría.
“Los objetivos de desarrollo rara vez se han cumplido, la inestabilidad ha empeorado y el sentimiento antiestadounidense no ha hecho más que crecer”, afirmó Rubio, quien anunció que el Departamento de Estado concentrará sus esfuerzos en promover comercio e inversión, reduciendo la participación de ONG y contratistas.
¿Cuál es la reacción de los involucrados?
Entre los nuevos benefactores se cuentan tanto grandes fundaciones como donantes individuales motivados por la emergencia. GiveWell, una de las entidades más reconocidas, otorgó 34 millones de dólares en respuesta directa a los recortes, incluyendo 1.9 millones a un programa recomendado por PRO.
También surgieron donantes inéditos, como Jacob y Annie Ma-Weaver, una pareja de San Francisco en la cuarentena, vinculada a un fondo de cobertura y a una empresa tecnológica. Decidieron donar más de un millón de dólares a los proyectos priorizados por PRO.
“Los recortes causaron muertes innecesarias y fueron impactantes”, dijo Jacob Ma-Weaver. “Pero también vimos la oportunidad de hacer una diferencia real. Nos obligó a transformar una idea vaga de filantropía futura en algo tangible e inmediato”.
Los Ma-Weaver incluso optaron por hacer pública su contribución, con la esperanza de inspirar a otros. “En nuestra sociedad, sigue siendo incómodo decir que uno dona dinero”, agregó Ma-Weaver. “Quizás no debería serlo”.
Aun así, los fondos privados no alcanzaron para sustituir por completo el presupuesto de USAID. El equipo de PRO trabajó con las organizaciones implementadoras para reducir sus presupuestos a las partes más esenciales, concentrando los recursos en los componentes con mayor impacto directo.