Cuando el Bombillo arruinó la fiesta: las veces que Emelec silenció a Barcelona SC en el Clásico del Astillero

Cuando el Bombillo arruinó la fiesta: las veces que Emelec silenció a Barcelona SC en el Clásico del Astillero

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El Clásico del Astillero no es solo el partido más esperado del fútbol ecuatoriano, es una pugna de pasiones que atraviesa generaciones. Y dentro de esa historia, hay capítulos que aún retumban en la memoria de los hinchas, especialmente aquellos en los que Emelec supo arruinar la fiesta a su eterno rival, Barcelona SC, en los momentos más decisivos.

Una de las páginas más dolorosas para los toreros ocurrió en la final del campeonato nacional de 2014. Con un Monumental repleto en el duelo de ida, el empate 1-1 parecía dejar todo abierto. Pero la vuelta en el Capwell fue una pesadilla amarilla: Emelec dominó con autoridad y goleó 3-0, proclamándose campeón en casa ajena y celebrando ante una hinchada desbordada de orgullo.

Pero no fue la primera vez que el Bombillo asestó un golpe de ese calibre. El 2 de septiembre de 1990, Emelec protagonizó una de las mayores palizas en la historia del clásico: 6-0 sobre Barcelona en el Capwell. Aquella tarde, los azules no solo ganaron, humillaron. Una actuación perfecta que se recuerda como uno de los días más gloriosos del conjunto eléctrico.

Incluso a nivel internacional, Emelec ha sabido imponerse con contundencia. En la Copa Libertadores de 1967, logró un triunfo por 3-0 ante Barcelona, demostrando que la supremacía azul no se limita al plano local. Fue una victoria que marcó territorio en el escenario continental y que reafirmó la rivalidad como una de las más intensas de Sudamérica.

Y si de historia pura se trata, el 5 de enero de 1949, en el torneo de fútbol del Guayas, Emelec aplastó 5-0 a Barcelona. Fue uno de los primeros golpes de autoridad registrados en el naciente clásico, y desde entonces, el Bombillo ha sabido cómo aguarle la fiesta a los canarios cuando menos lo esperaban.

Más cercano en el tiempo, el 16 de abril de 2017, Emelec venció 1-0 a su rival en el estadio George Capwell, en un duelo clave que le permitió mantenerse como líder en el campeonato. No fue una goleada, pero sí una victoria estratégica que supo a oro en la recta final del torneo.

Estas historias, que hoy se relatan con orgullo en las tertulias azules, son muestra de que el Clásico del Astillero no conoce de lógica ni de favoritos. Es un juego de nervios, garra y corazón, donde muchas veces el Bombillo ha salido airoso cuando el rival preparaba la celebración.

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